miércoles, 19 de mayo de 2010

¿Quiére ser líder asertivo? Confíe en sí mismo


El mundo de hoy atraviesa por una profunda crisis, fundamentalmente ética. Si se pudiera resumir en una palabra el estado actual de la humanidad no sería otra que incertidumbre. ¿Cómo ser asertivo en un mundo incierto? Algunos puntos de reflexión.

Existen problemas globales, estructurales y coyunturales, algunos difíciles de resolver porque sus causas son muy profundas, y tienen relación con fenómenos planetarios de exclusión, discriminación, pobreza económica y moral. La familia es la caja de resonancia de lo sucede en el mundo.

Las lamentaciones, la culpabilización, la manipulación son parte de esta esquizofrenia colectiva que arrasa pueblos y conciencias, y prepara a los seres humanos -¡qué paradoja!- para la violencia y no para la solución negociada de los conflictos.

Frente a la crisis, sus causas y efectos, ahora amplificada por las tecnologías, es bueno hacer un alto en el camino, pensar sobre el aquí y el ahora, y considerar si estamos o no construyendo un proyecto humano afirmado por algunos valores o dirigido por un sistema que produce y reproduce cual máquina un modelo de pensar y actuar elaborado por otros.

• Habilidad comunicacional

Una estrategia para reflexionar y actuar sobre los escenarios contemporáneos es la asertividad. Pero la asertividad no es una receta; tampoco una solución mágica. Parte de una visión integradora, holística de la persona. La asertividad una habilidad comunicacional para entender los problemas humanos y buscar creativamente la modificación de comportamientos en contexto, es decir, en el ámbito familiar, laboral, social y cultural.

Sabemos que echar la culpa de nuestros errores a otras personas conduce irremediablemente no solo a una baja autoestima, sino a la generación de personas perdedoras. Asimismo, la falta de confianza que caracteriza a las personas no asertivas produce actitudes de resentimiento, debilidad, amargura y sentimientos de indiferencia, negativismo y en algunos casos a agresiones.

• El respeto es tolerancia

Frente a estos hechos no cabe que vivamos para el exterior, para aparecer o aparentar. Y peor que nuestra vida sea dirigida, gobernada y controlada por otras personas. Es imprescindible asumir el gobierno de la existencia, sobre la base del descubrimiento del valor de sí mismo y los intercambios asertivos con otras personas, en función del respeto de los derechos de los demás. La asertividad, en suma, nos ayuda a ser positivos en la vida y a ver lo positivo de las demás personas.

Se entiende también por asertividad anteponer mis derechos, mis principios, opiniones, pensamientos y sentimientos sin lesionar o afectar los derechos, los principios, las opiniones, los pensamientos y sentimientos de los demás. De esta actitud depende en gran medida la capacidad para enfrentar las diversas situaciones en el mundo familiar, laboral, social y económico.

El nivel de asertividad que poseemos es la consecuencia de las experiencias, a través de todas las etapas de nuestras vidas. Por lo tanto, es una conducta aprendida. En este sentido, es posible desaprender o reaprender un modelo de comunicación más humana, que nos permita defender los derechos sin ofender ni ser ofendidos.

Derechos y deberes asertivos

El primer derecho y deber asertivo tiene que ver con nosotros mismos: cuando no nos respetamos no podemos respetar a los demás.

Aguilar Kubli plantea los siguientes derechos y deberes asertivos:
- a considerar sus propias necesidades y las de los otros; a cambiar de opinión y a no cambiar las opiniones de los demás;
- a expresar sus ideas y sentimientos y a respetar las ideas y sentimientos ajenos;
- a decir no ante una petición, sin sentirse culpable; a ser tratado con respeto y dignidad, como tratamos a los demás con respeto y dignidad;
- a cometer errores y a no sobredimensionar los errores ajenos;
- a pedir y dar cuando así lo decida; a establecer sus prioridades y sus propias decisiones;
- a sentirse bien y a hacerle sentir bien al otro;
- a tener éxito, y ayudar a que los otros triunfen; a la privacidad y a respetar la intimidad ajena;
- a la reciprocidad o alteridad;
- a no usar a las personas como cosas;
- a exigir la calidad pactada (cumplir con lo que promete).

Y, sobretodo, a ser feliz y hacer felices a los que viven con usted.

© Fausto Segovia Baus

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